The Handmaid's Tale: la distopía de los vientres de alquiler.

 Mejor nunca significa mejor para todos. Para algunos siempre es peor.



Recientemente he hecho un descubrimiento maravilloso en lo que concierne a las series, y es que me he visto "The Handmaid's Tale". Tengo la imperiosa necesidad de hablaros de ella, ya que pienso que es una serie que nos hará replantearnos unas cuantas cosas. Si más dilación, comencemos.

"The Handmaid's Tale" o "El cuento de la criada" es una serie estadounidense dirigida por Bruce Miller. Esta historia está basada en una novela de la escritora canadiense Margaret Atwood de 1985. Distribuida por el servicio de straming Hulu, tiene un total de diez capítulos de una duración de cincuenta minutos aproximadamente.

La serie ha tenido una gran aceptación entre el público. Tanto es así, que ha recibido, entre otros, el Emmy a la mejor serie dramática,  mejor dirección y mejor actriz de reparto e invitada. Sigue teniendo mucho éxito entre el público, se estrenará una quinta temporada en 2021.


Reseña de la primera temporada

En el futuro, las tasas de natalidad descienden considerablemente debido a las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) y a la gran contaminación que se ha llegado a generar en el mundo entero. Con este caos, el Gobierno Teocrático, Totalitario y Cristiano de "Gilead" provoca una guerra civil, la cual ganan, y crean un nuevo orden en Estados Unidos. 

La sociedad queda en manos de hombres sedientos de poder, en un sistema clasista y patriarcal a más no poder. Las mujeres pierden todos los derechos y libertades que tenían (como trabajar o tener una cuenta en el banco). No asisten más a la escuela, solo se ocupan de las labores de la casa. No les está permitido ni leer. Habiendo vuelto a las mujeres sumisas del todo, para solucionar el problema de la natalidad, se les ocurre un plan maquiavélico. Deciden darle una "interpretación extremista" a un versículo de la Biblia. Para ello, reclutan a las pocas mujeres fértiles educadas para la labor (las criadas o Handmaids) y les practican la "Ceremonia" una vez al mes. Se llama así ya que el término "violación" es un poco fuerte para ellos y así sus mujeres no se opondrían. Las criadas son designadas en las casas de los altos gobernantes (de nuevo, el clasismo) y si no cumplen su función, la criada es castigada (nunca se plantea que el hombre sea estéril, pues es un pensamiento prohibido, la culpa es de la mujer siempre).

En medio de todo esto, June Osborne (Elisabeth Moss) renombrada como Offred, es asignada a la casa del comandante más importante, Gileadan Fred Waterford (Joseph Fiennes) y su esposa Serena Joy (Yvonne Strahovski). Offred, que se ve resignada a llevar ese nombre de criada, recuerda su vida antes de la guerra, cuando estuvo casada, tuvo una hija... pero ahora tiene que someterse a las reglas y órdenes del sistema patriarcal de los comandantes. Aún así, ella sueña con que algún día logrará escapar son su hija y serán libres por fin. 

Opinión y valoración

La verdad, es que no se ha llevado premios y nominaciones Emmy por nada. El vestuario es magnífico y de la ambientación ya ni te cuento. Todos los paseos que dan las criadas por las calles, donde podemos ver a todos los militares desplegados, los cuerpos con bolsas en la cabeza colgados de la pared por ser "traidor a tu género" (gay), ser científico o un fugitivo. Además, podemos distinguir a las distintas clases sociales gracias a la ropa. Las clases más altas van de traje (los hombres) o con vestido verde (las mujeres). Las más bajas de color gris, y las criadas van de rojo. 

En cuanto al reparto, me enamorado del personaje de June (Elisabeth Moss). Nunca me había fundido tanto con un personaje como lo he hecho con ella. Puedes sentir la impotencia, la tristeza, la desesperación, la ira, la rabia, la soledad, el deseo de escapar y salvar a su hija... todo lo que siente June. Con el simple gesto de su rostro sabe transmitirte exactamente lo que está sintiendo.  Además, podemos ver la sororidad entre las criadas. Todas están oprimidas y están dispuestas a luchar contra el enemigo. Se unen a su manera. Tienen miedo, sí, pero saben que todas están sufriendo y eso ha de acabar. Estarán en desventaja, pero se alzarán en batalla y están dispuestas a ganar. E aquí, el poder de las palabras.

A donde quería llegar es que ya se están dando casos así debido a la popularización de la gestación subrogada (los vientres de alquiler). Se han encontrado granjas de mujeres en Tailandia o la India donde se "producen" bebés al gusto del consumidor y con un precio ajustado a su bolsillo, ya que encontramos bebés de hasta doscientos mil dólares hasta siete mil la unidad. 

La popularización de los vientres de alquiler supone una cosificación de los seres humanos, ya que se trata a los bebés como producto y a las madres como vulgares recipientes, una olla en la que se cuecen los deseos del hombre. Además, es muy cruel que se desprestigie el embarazo, como si se tratase de un simple resfriado. Es una nueva forma de dominar a las mujeres y que mueve en India y en Tailandia 1.500 millones de euros. Las mujeres no hacen esto porque quieran. Si lo hicieran por caridad, por las personas que no pueden tener bebés, lo harían gratis. Lo hacen por dinero, resignadas para poder dar de comer a su familia o a ellas mismas. Es un nuevo negocio. El negocio de los bebés.

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